jueves, 28 de mayo de 2015

101 DE RONDA 2015: Los Cuatro de Ronda (Pepe, el quinto Beatle)

Viernes 8:
Por fin llegó el día, a las 14:30 nos habíamos citado en el restaurante Cambra, para continuar con la ingesta de hidratos en forma de pasta, en la comida, risas y nervios propios de la tensión que habíamos ido acumulando a medida que se iba acercando el día "D".

Por su parte Pepe, había llegado el jueves a Ronda con la familia,dispuesto a enfrentarse a los 101 a pie.

Sobre las 15:45 cargamos las bicis, bolsas y demás material en el furgón que Carli había puesto a nuestra disposición.
Rumbo a Ronda

El viaje se hizo ameno, pese a que fueron más de 5 horas de trayecto, las frecuentes paradas para miccionar ayudaron poco a llegar antes a nuestro destino.
Santi presumiendo de Plátano/s

Sobre las 21:30 llegamos a Ronda y tras negociar con el encargado del parking, que estaba hasta la bandera, pudimos dejar el furgón, fuimos al hotel a dejar los bártulos y de ahí directamente a la zona donde estaba instalada la feria del corredor (que coincide con la meta de la prueba), donde nos compramos los maillots de la Legión, que no suelen distinguirse por ser los más bonitos del mundo, pero dan acceso preferente en la salida de la carrera, nos fuimos a la cena de la pasta donde ya empiezas a entender de qué va esto de los 101 de la Legión…
Cena de la pasta

a buen hambre no hay pan duro...

Paseo por Ronda-
Sábado 9:
La noche del viernes al sábado no pude pegar ojo, los nervios, ronquidos y otros sonidos de la noche no fueron una buena combinación para la relajación…Así que si como de un legionario más se tratara, esa noche hice guardia.
Juanmi, Santi, Carli y David 

Sobre las 8:30 fuimos a por nuestras bicis que habíamos dejado a buen recaudo en el parking, y nos dirigimos a la salida que estaba en el campo de atletismo.

Llegamos algo justos de tiempo y eso se notó en la aglomeración de ciclistas, pero gracias a nuestro maillot, pudimos “colarnos” entre los primeros puestos.

Este señor no venía a sufrir...

Carli


David Selfieando

bikers en la salida

David

Santi

Juanmi



A las 10:00 con una puntualidad militar, tras los tradicionales “Vivas” a España, al Rey y a la Legión, momento especialmente emotivo, se dio la salida.

En las afueras de Ronda, de nuevo nos volvieron a reagrupar para a las 10:30 dar la salida definitiva. Carli y Santi salieron algo más adelantados que Juanmi y yo, pese a que no nos separaran más de 30 metros, nos fue imposible reagruparnos por la cantidad de ciclistas que teníamos alrededor.


…Y la gigantesca serpiente multicolor se puso en marcha.

Los primeros 10 kilómetros transcurrieron sin dificultad, tomamos contacto con las primeras pistas forestales, aunque lo peor en este punto es la saturación de ciclistas que hacen imposible poder llevar un ritmo adecuado, a malas penas conseguíamos ir juntos.
.

Santi y Carli


Hacia el kilómetro 30 pasamos por el primer pueblo, Arriate, nada más salir de él nos regalan la primera cuesta de unos 4 kilómetros en total y con una inclinación entre un 8% y un 12%, no es demasiado, el cuerpo está fresco y entrenado, con lo que se supera sin dificulta, aunque sorprende ver a los primeros ciclistas echando pie a tierra…

Breve pero intenso!!

Hacia el kilómetro 50 llegamos a Alcalá del Valle, donde además del habitual agua e isotónico, nos dan un gel, que me tomé de inmediato, pero dando los últimos sorbos veo a unos 50 metros una pared por la que están "trepando" un montón de ciclistas, arengado, eso sí, por la gente del pueblo. Decido intentar escalar, pese a la pinta de infranqueable, a la propia inclinación de más de un 30%, se sumaba la dificultad añadida que mucha gente echaba pie a tierra a mitad de subida sin previo aviso, lo que hacía que tuvieras que ir constantemente esquivando, hasta que las fuerzas ya dieron más de sí y me puse a empujar los últimos metros de esta infernal pared, Por delante habían pasado Carli que pudo subirla entera y Santi que también hizo lo propio. Por su parte Juanmi que iba algo justito, decidió no perder el tiempo ni sobretodo, energía, así que la subió empujando su bici

Carli, haciendo cumbre en la "tachuela" de Alcalá del Valle


Y el calor no faltó a la cita…

En el kilómetro 55 llegamos a Setenil de las Bodegas, pueblo que se caracteriza por sus casas-cueva. A la salida del pueblo en el polideportivo, nos esperaban con sándwiches tostado literalmente al sol, pero que que, la verdad, sentó fenomenalmente bien. En la salida del pueblo Juanmi y yo, nos volvimos a juntar. Por otro lado, de Carli y Santi no teníamos noticias…

En las afueras de Setenil

Con el Sandwich aún bajando por la tráquea, empezamos la ascensión de una cuesta temida por quienes la conocían por el desgaste que supone, no es demasiada empinada pero sí algo larga, unos 12 kilómetros, los últimos cinco son especialmente puñeteros, sin duda, realmente a erosionar tus fuerzas. Se agradece ver los carteles “PELIGRO BAJADA” eso significa que no hay más subida, de momento...

Con la compañía del calor de la serranía de Ronda (llegamos a los 41 grados), alcanzamos el cuartel de la Legión, lugar donde nos espera el avituallamiento principal, parada obligatoria para reponer fuerzas, allí paramos todos menos Carli que quería hacer una buena marca y se encontraba con fuerzas suficientes para seguir.

Santi, sí hizo su parada, nos mandó una foto en la que se podía ver los primeros rasgos de cansancio, los primeros 80 kilómetros de prueba empezaban a notarse, aunque la motivación y la buena preparación eran nuestros compañero de viaje y nos garantizaban llegar sin demasiada dificultad a este punto de inflexión.

Santi a su llegada al cuartel

Por mi parte, en el cuartel, llamé a Juanmi por teléfono, me confirmó que estaba llegando al comedor, decidí esperarle para ver cómo se encontraba, Juanmi tuvo los santos cataplines de ir a Ronda con una preparación tirando a justita, por problemas de salud no pudo entrenar el último mes y medio prácticamente. Pero ni mucho menos se achantó, hubiera sido la primera vez...

Rancho de la Legión

Juanmi y David en el cuartel de la Legión


Llegado a este punto, Juanmi me dijo que tirase yo definitivamente delante, que él necesitaba descansar un poco para poder seguir, y así hice.

A la ermita…

Lo realmente duro de la prueba estaba por venir, quedaban unos 25 kilómetros, pero con más de 1300 m de desnivel positivo.

A esto se le suma que este tramo se comparte con los duatletas, compartir camino en algunos te podría llevar a echar pie a tierra y la preferencia no estaba nada clara.

La subida a la ermita era la siguiente dificultad a batir, es una de las cuestas más emblemáticas, era imprescindible no llegar demasiado agotado, porque su tramo final te puede parecer infinito. Los primeros metros no son demasiado duros, pendiente entorno al 8 o 10% aunque saturado de marchadores lo que hace que tengas que cambiar continuamente de trazada. Se trata de un camino con bastante piedra lo que puede hacer que pierdas tracción, así que lo mejor es llegar con fuerzas suficientes... Son los 2 últimos kilómetros los realmente duros, la pendiente se acentúa y pasa a ser de un 12-15%, a esas alturas el agotamiento ya empieza a notarse y una piedra en tu trazada o un marchador ocupando el carril bueno te pueden llevar a echar pie a tierra y con estas condiciones, se hace casi imposible volver a subir a la bici, los últimos 500 metros eso fue lo que me ocurrió, y me parecieron igualmente interminables.
Finalmente vi aparecer la famosa ermita y como venía siendo habitual, tras la cumbre el esperado cartel de PELIGRO BAJADA, en este caso había que hacerle caso, ya que la zigzagueante bajada por una adoquinada vía romana es bastante peligrosa.

Los escasos tres kilómetros que quedaban hasta Benaoján, transcurren de manera fugaz, cuesta abajo, momento que aproveché para evaluar daños, mejor de lo que podía esperar, así que parada para reponer líquido a la salida del pueblo y rumbo a lo desconocido.


Veterano: - Ojo con los últimos 10 kilómetros...
Novato: - Pero si son solo 10 kilómetros se pasan como sea, no?
Veterano: - Como sea no, como se pueda.


Este es sin duda el peor tramo, no solo por su dureza, que indudablemente la tiene, sino porque es un tramo en el que se hace muy complicado ir 100 metros seguidos pedaleando, con lo que toca empujar y mucho la bici, esperemos que en próximas ediciones se pueda arreglar y cambiar este angosto paso por uno que permita al menos ir sobre ruedas. Finalmente y tras mucho empujar, con las incómodas zapas de ciclista y tirando de la bici de 14 kilos, entre piedras llenas de cuestas o al revés.

Llegué al último avituallamiento, pequeña parada para echar unas aguas menores y de paso rellenar la mochila y el bidón de agua, me tomé un gel que llevaba guardado para tomarlo en caso de necesidad imperiosa, así que me lo tomé y puse rumbo al ultimo tramo, empezaba a estar agotado, prácticamente me quedaba la cuesta del Cachondeo y poco más, ya veía Ronda a lo lejos, por fin.

Parece mentira que a estas alturas de la carrera andara como loco preguntando a la gente que estaba viendo la carrera, ante cualquier repechillo: “¿Es esta la cuesta del Cachondeo?”  estaba deseando empezar a subir otra vez, es la cuesta de la que primero oí hablar y sin duda la más carismática de la prueba, pero que por ser la última de la carrera, era la más "deseada".

La llegada a la cuesta del Cachondeo es imponente, a la izquierda la impresionante pared de roca sobre la que se asienta Ronda, el camino construido a base de canto rodado incrustado en cemento, nada de asfalto, y al girar y mirar a Ronda, parecía como si te contestara: Quieres llegar verdad?, pues dale al pedal!!!
Tocaba hacer el último esfuerzo y echar el pie a tierra no era una opción, así que lo metí casi todo y empecé el vía crucis particular, Del dolor de culo no vamos a hablar, creo que no era algo particular, sino más bien todo lo contrario.
David de Cachondeo
Foto: Rafa L. Naisse


A estas alturas de la carrera, era frecuente encontrase con mucha gente que aprovechaba los descansillos de las curvas para recuperar el aliento y recobrar algo de fuerza. Por lo general la gente se lo toma con bastante calma, aunque me habían advertido que la entrada en meta sin bajarse de la bicicleta merecía la pena, hacía que la entrada en meta fuera si cabe, más intensa y emotiva, y así cejado en ese empeño fui rondando sobre la adoquinada cuesta. A medida que me iba aproximando al final de la rampa, iba aumentando la cantidad de público que flanqueaba los últimos el sinuoso camino, lo que además de ser de gran ayuda en ese momento, es el mejor aviso de que lo mejor está punto de llegar.

Tras poco más de 2 kilómetros que los recorrí en unos 15 minutos, por fin llegué al casco urbano, el número de espectadores empezaba a ser importante, jadeando y animando como si fuera un héroe local, incleible como empuja la gente (ahí comprendí lo del famoso "número 12" del fútbol…) el público literalmente te lleva hasta a meta, sacando de ti la energía que creías no tener, sencillamente impresionante, diría que hasta adictivo, sin duda una de las mejores experiencias deportivas vividas.

Finalmente y tras algo más de 8 horas y media, entré en meta, cansado pero pletórico, emocionado y hasta intentando infructuosamente contener alguna lágrima.

Llegada a la meta




Una hora más tarde, llegó Juanmi, quien como ya he comentado, no había podido casi entrenar, pero con un “par” y por segundo año consecutivo consiguió llegar a meta de esta magnífica prueba.

Juanmi en la meta de su segundos 101

Por otro lado, Carli había entrado en algo más de 6 horas y 14 minutos ocupando una impresionante 288 posición de llegada y pulverizando su anterior marca.

Carli mordiendo su segunda medalla rondeña

Santi por su parte, pese a ser su primer Ronda, lo dio todo y entró en 7 horas y 26 minutos.


Santi eufórico después de entrar en meta


La guinda la puso la espectacular cena, a base de cerveza bien fría, buenas carnes y exaltación de la amistad.


Merecida cena de los 4 de Ronda

Epílogo:
A la mañana siguiente, entraba en meta nuestro quinto Beatle, estuvimos algo preocupados por él porque no dio señales de vida en la tarde noche del sábado, pero lo consiguió, entró en meta tras más de 23 horas, el único de nuestro grupo que ha hecho la prueba en sus tres modalidades: MTB, Dutalón y a pie, un crack.

Los primeros kilómetros de Pepe.

 Pepe entrando en meta con su Padre

Pepe, pletórico tras su gesta.







Despedida de la mascota de la  Legión